Una boda en proceso

Hace 9 meses di un sí. Cosa rara, no di un sí a una invitación a comer, lo que acepté fue una invitación a compartir cama, comida y charlas largas al atardecer (influencia innegable del cine en la vida de Naira) con un- hasta hace algunos meses atrás- desconocido. El desarrollo de esta relación propia de jipsters puede conocerse a fondo en mi cuenta de Twitter (Ñie, publicidad gratuita y falsa). Desde el primer momento decidimos descomplicarnos y hacer algo sencillo y baratito pero bonito... pobres e ingenuos adultos contemporáneos.

Hasta hace algunos meses vivimos sin preocuparnos por nada relacionado a la boda, pero el tiempo sopló y sopló, mejor dicho; voló. A unas semanas de la boda hemos pasado juntos -en algunas situaciones pasé yo solita- miedos, dudas y mucho estrés. En estas semanas y meses sentí toda la presión a la que nos someten por el hecho de ser mujeres. Tal vez de una forma que no había sentido antes, porque siempre que he podido me he negado a seguir ciertas tradiciones y me he salido relativamente con mi gusto. Esta no fue la situación.

Pese a lo muy enamorada que estoy y a lo mucho que amo a mi pareja, los fundamentos de mi familia y ciertos argumentos me parecen hoy, cada vez peores. En primer lugar me quisieron hacer creer que era el día más feliz de mi vida o el más importante. Nada podría ser más falso que eso, tengo días memorables para cada etapa de mi vida, por ejemplo, una vez recibí una medalla por jugar fútbol. Eso fue genial y tal vez nunca vuelva a ganar una medalla, entonces ESE será un día que siempre recordaré, porque soy bien chacra para los deportes. Otro día maravilloso fue cuando canté en público, me olvidé la letra e hice un papelón el día en el que acabé el colegio. La parte bonita fue que con toda la vergüenza del mundo me animé a cantar otra canción, sin acompañamiento y enfrentando mi terrible pánico escénico que siempre me hace bromas en situaciones importantes.

La segunda frase que más me dio gracia fue que una persona se casa una sola vez en la vida. Por suerte tengo muchas amigas y amigos que respaldarían lo falso de ese enunciado. La tele, el cine y mis compañeros de universidad me han enseñado que los segundos matrimonios son más divertidos, menos complicados y mucho más libres, hay gente que incluso apuesta por la tercera vez! (Oh!). No planeo divorciarme, que quede claro. Solo que...si la abuela de Marjane Satrapi se divorció en Irán...Tan grave no va a ser que reconozcas que probablemente te equivocaste vos, acá con tu familia y siendo juzgada solo por personas que siguen viviendo en otro siglo, no por gente que te puede matar. Hace poco, mi jefa me dijo que dudar no es malo y creo que eso es lo mejor que me han dicho. Es cierto que a veces encontramos consejos sumamente lúcidos de personas que no nos conocen tan bien. Este es uno de esos raros milagros.

Luego solo me han tocado batallas tontas, por la ropa, la bebida y algunas características que hemos decidido para que la boda sea, al menos en lo posible, como pensábamos inicialmente. Sobre ese punto quiero preguntar: ¿QUIÉN DEMONIOS DICTAMINÓ QUE LOS BRINDIS DEBEN SER CON SIDRA O TODO SERÁ UN FRACASO? ¿Por qué nadie contempla ligeramente la opción de no hacer las cosas como siempre lo ha hecho? Necesito que alguien me responda, no puedo vivir pensando que toda mi familia, a la que amo, no entiende que probablemente hayan otras formas de hacer las cosas. Por ejemplo, los zapatos planos son para el campo, suena lógico para mis pies pero no suena lógico para otras personas, pero al menos en eso no hay nada que puedan hacer (:D). No sé por qué la idea de belleza se relaciona inmediatamente con tacos, somos mucho más proclives al bitcherío cuando nos duelen los pies, es ciencia, puedo demostrarlo.  

No será necesario decir que todo cuesta más de lo pensado, que hay detalles que faltan, que pasé por un terrible ataque de pánico y que ahora todo está bien. Voy a guardarme todos esos detallitos para la próxima que escriba y necesite vaciar un poco mi cabeza, que quiera guisos de madre y postres de abuela.


Persépolis: Lloras porque te equivocaste. Es duro admitir nuestros errores ¿eh?


Comentarios

Entradas populares