El día del Padre.
Otra vez 19 de marzo, en unos días más será el día de las madres.
Siempre me han molestado estas fechas, siempre me ha molestado la desproporción
de los festejos, siempre me han parecido excusas para fundamentar más el orden
natural de las cosas para una sociedad conservadora.
Mis papás trabajaban hasta tarde, ambos se iban temprano al
trabajo. Es injusto decir que mi papá era un padre ausente porque lo veíamos
poco porque siempre estaba trabajando y gracias a eso, teníamos una buena casa,
libros y música. Cuando éramos niños, mi papá se daba tiempo para hacernos
cuadros, juguetes y para ayudarnos con dibujos para el colegio. Gracias al
ambiente que mis papás construyeron, mis hermanos y yo, somos lo que somos.
Gracias a los viajes que hacíamos con mi papá, entendimos la realidad de este
país en el campo. Gracias a él pudimos ver más allá de nuestra clase media
aburguesada y entendimos sobre diferencias sociales que estaban y están mal,
desde pequeños. Y las enseñanzas no se detenían ahí, el ejemplo es lo más
importante y duradero que ambos: mi papá y mi mamá nos dejan día a día.
Sin embargo y pese a todo lo que vivimos con mi papá, no fue
hasta que crecimos, que nos dimos cuenta de lo divertido y sensible que era. Y
nada de eso fue su culpa, la lógica de la sociedad dictaba que él tenía que ser
el estricto, el que se enojaba cuando reprobabas, el que castigaba, el que
pocas veces podía expresar libremente sus sentimientos, incluso el cansancio de
sus días.
Sí, veía poco a mi papá, pero mi mamá, con toda la paciencia
del mundo, nos recordaba que todo lo que teníamos y podíamos hacer, era gracias
a ese trabajo que lo devoraba. También es lógico decir que nada era perfecto,
que teníamos problemas serios, problemas que espero algún día podamos resolver.
Pero, la realidad es que sólo el tiempo y una que otra ayuda, me han ayudado a
entender a mi papá y, por eso, sentir que toda esta sociedad, la idea de sus
padres y los padres de sus padres, que pensaban distinto, enseñaban a guardar
los sentimientos, porque su objetivo era enseñarte a ser fuerte, porque la vida
no es fácil. También siento que mi papá, tanto como nosotros, habría estado más
completo con mi abuelita, pero eso no pudo ser.
Por todo eso, me ofende terriblemente la poca importancia
que se le da al rol de los papás, ya que finalmente este día “señalado” para
festejarlos, no es precisamente algo de mí agrado. En realidad me duele tanta
hipocresía, como me duele que no pueda estar junto a mi papá para agradecerle
todo lo que hizo y hace por nosotros.
Me apena mucho, que lo común sea que los padres sean
negligentes, que no reconozcan a sus hijos y que aún sean considerados padres
ausentes. Por otro lado, me gusta la nueva generación de padres que cambian
esas ideas y están aprendiendo de los errores y aciertos de sus propios padres.
No es fácil, como no es fácil ser madre soltera, pero cada familia es
diferente. Finalmente, al diablo el día del padre y el día de la madre, aunque
se los diga poco, o no lo diga: los quiero y estoy infinitamente agradecida por
todo lo que nos han dado. Y, sí, elegí
este día, porque tampoco dejaré que pase inadvertido un justo reconocimiento a
alguien que me ha dado tanto. Gracias Pá.
Comentarios
Los días calendario - homenaje están sobrevaolrados.
Lindo post.