El día después del día

El día después del día, la canción que se repite después de la canción; la copa que avanza con la mano, el ruido que no se detiene ante el ruido, la mirada que no se encuentra con la mirada, las palabras que se atropellan con las palabras.

El mismo lugar de siempre; la nada.

El día después de los días, la canción quebrada, la copa eterna, los ruidos intermitentes, las miradas extraviadas, el silencio en el eco. El caos de mi tranquilidad, la felicidad irónica de la risa.

El encuentro; soledad.

Nuestro día en el día, la canción que olvidamos, la copa que rompimos, la mirada que nunca devuelvo, la entrecortada melodía de una palabra mal dicha, otra vez la mirada evasiva. El continuo momento que se pierde. Te conozco y me conoces porque nunca nos vimos antes. La agonía de saber que la respuesta siempre es no.

Reincidencia; despedida.

El día que muere en la noche, ¿cuál canción?, una nueva botella, el silencio en el ritmo de los latidos, la mirada en los ojos de una nueva piel, la palabra inventada en la palabra, el color nacido del gris, la tristeza que no da paso a la tristeza, el encuentro furtivo con las sombras. La certeza en la tranquilidad de la incertidumbre, el ruido que nació del silencio, la reincidencia en el sentido circular, tú…yo; la realidad perdida en la realidad, nuestro tiempo muerto por el tiempo.

Adiós.


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